El pasado 23 de septiembre, la Curia General conmemoró los cincuenta años desde que el P. Alejandro Moral hiciera su profesión simple un 12 de septiembre de 1973. Estos actos celebrativos se suman a los que ya tuvieron lugar el pasado mes de junio en el Monasterio de La Vid, Burgos, España
En un contexto festivo, acompañado de la comunidad de la Curia General, el P. Alejandro celebró con sus hermanos una vida entera dedicada a la Orden. Medio siglo, ni más ni menos, desde que empezase su andadura en el seminario hasta la actualidad. Un rico itinerario que ha comprendido variadas etapas: la de formando primero y la de formador después, ecónomo, consejero de la antigua Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de España y Provincial de dicha provincia. Es entonces cuando llega el momento de su desembarco en Roma, ciudad que ya conocía de su etapa como estudiante del Colegio Santa Mónica -del que guarda excelentes recuerdos- a la que regresó para servir a la Orden como Asistente General y en la que hoy permanece tras aceptar el mandato del Capítulo General que le puso al frente de la Orden de San Agustín hace ahora diez años.
Una aventura, en definitiva, que el Prior General califica como “larga, no exenta de dificultades, pero profundamente bella, enriquecedora, impregnada de espiritualidad agustiniana y de encuentro”. “Desde que comencé en la Orden a los 18 años hasta la fecha el camino ha sido largo. Es cierto que la experiencia de la vida va cambiando la forma de entenderlo todo”, señala el Padre Alejandro, pero, ante todo, destaca que, después de todo este tiempo, lo que queda es un profundo “agradecimiento por las personas con las que me he ido encontrando”. “Lo más bonito de este recorrido es el estar con Dios, el trabajo interior, el poder recibir su amor y darlo a través del hermano porque quien no ama al hermano, no ama a Dios”.
La jornada estuvo marcada por otras efemérides destacadas en la vida de la Curia. Entre ellas, el 60 aniversario de profesión del P. Jack Flynn, subsecretario general, y del P. Mario Bettero, quien fuera durante muchos años párroco en San Pedro del Vaticano. Por otro lado, se conmemoraron también los 25 años de profesión del asistente general para Europa del Sur, el P. Javier Pérez Barba, quien durante la homilía de la Misa, presidida por el P. Alejandro, recordó aquella primera llamada, que perdura en el alma del religioso “como un ángel que se va, como se fue para María cuando la Anunciación; y como un serafín que vuelve con un ascua en la mano, como se llegó a Isaías, el hombre de labios impuros”. “Aquel amor primero, puro en su intención, nos ha impulsado -señalaba el asistente general para Europa del Sur- a avanzar en un camino que dura ya 25, 50, 60 años, luchando por alcanzar, como san Pablo, a Aquel por quien ya hemos sido alcanzados, para poder llegar a decir, como san Pablo, todos los días del resto de nuestra vida, con la pureza de intención de los comienzos y el polvo pegado del camino, que `todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo´”. “25 o 50 o 60 años de travesía al ritmo comunitario de las labores y los salmos. Comunión en Cristo, trabajo y oración. 25 o 50 o 60 años de andadura tras las huellas de Cristo hombre para llegar a Cristo Dios”, agregaba el P. Javier.
Tras la Eucaristía, tuvo lugar una comida en un clima de profunda fraternidad donde los homenajeados dirigieron unas palabras de agradecimiento a Dios, a la Orden y a la comunidad por su cercanía y cariño. El Prior General quiso compartir con los presentes durante la jornada que “sin la Gracia y la ayuda de Dios, no se puede hacer nada. Con Él hemos ido caminando, con su fuerza, con su ánimo. Es Él quién nos muestra por dónde ir. Sigámosle”.