El pasado 12 de abril tuvo lugar en la ciudad de Dublín, Irlanda, el funeral del P. O´Donnell, fallecido a los 96 años de edad. Un agustino comprometido con la erradicación de la pobreza y el favorecimiento de oportunidades educativas para los niños y familias que menos tienen
Desde el siglo XV, la presencia de la Orden en África, especialmente en Nigeria, se ha mantenido de forma ininterrumpida a lo largo del tiempo. Verdad, interioridad y caridad -pilares agustinianos- han guiado, transformado y posibilitado grandes transformaciones en las vidas de aquellos que fueron tocados por la luz del Evangelio y por la acción directa de los padres y monjas que allí fueron destinados para apuntalar la misión de la Iglesia en el continente.
Es el caso del P. O´Donnell, de origen irlandés, quien durante buena parte de su peregrinar en la tierra se entregó en cuerpo y alma para mejorar la realidad de la familia agustina en territorio africano y de aquellos que le fueron encomendados: los últimos, los descartados.
“Fue un auténtico misionero, un hombre de una humildad apabullante, entroncado a la Orden”, nos cuenta el P. Daleng, Consejero General para África, presente durante las exequias. “Ante todo, se desempeñó como profesor de escuela. Gran parte de su trabajo apostólico lo acometió en zonas controladas por el grupo terrorista Boko Haram, lo que da todavía más peso a su misión”.
Con dos hermanas religiosas y tres hermanos agustinos, las enseñanzas del obispo de Hipona calaron profundamente en el seno de esta familia católica que desperdigó a sus hijos por todo el mundo para anunciar la Buena Nueva.
Un obispo sencillo
El P. Daleng, conocedor de la vida y obra del que fuera obispo de Maiduguri desde 1993 hasta 2003, fecha de su jubilación episcopal, nos cuenta cómo era su día a día una vez que regresó a Irlanda para vivir sus últimos años como “un fraile más”.
“No quería que nadie le lavase la ropa o le hiciera la celda. Se ocupaba él de todo. No quería que se fijasen en su pectoral sino en el hecho de ser un agustino más al servicio de la Iglesia y de su comunidad”.
En una concurrida y “emocionante” celebración fúnebre, que contó con la presencia de la embajadora de Nigeria en Irlanda, se pudo apreciar el cariño de quienes tuvieron ocasión de conocerle como pastor.
Descanse en paz, padre.