Juan Stone (Canterbury, Inglaterra – 27 de diciembre de 1539) se encontraba en el convento agustino de Canterbury, cuando el 14 de diciembre de 1538 llegó un agente de Enrique VIII con la orden de cerrar la casa. Juan fue el único miembro de la comunidad que se atrevió a declarar «que el rey no puede ser cabeza de la Iglesia de Inglaterra», declarándose dispuesto a afrontar la muerte en defensa de la fe católica.
Arrestado y conducido ante el canciller Cromwell, quien se negó a retractarse y por ello fue condenado a muerte.
En la cárcel intentaron persuadirlo para que diera su asentimiento a la nueva normativa, pero nada ni nadie consiguió convencerlo. De hecho, durante los doce meses de prisión que siguieron a su captura, por su propia voluntad quiso añadir penitencias a los ya numerosos sufrimientos que le eran infligidos para así tener la fuerza de permanecer fiel a Cristo en el momento del testimonio por excelencia.
Un año después, el 27 de diciembre de 1539, fue arrastrado hasta una colina de la ciudad de Canterbury, llamada Dane John, donde fue ahorcado y después descuartizado.
Beatificado en 1886, fue canonizado por Pablo VI el 25 de octubre de 1970.