A poco más de un mes para el comienzo de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el vicepresidente del Pontificio Instituto Patrístico Agustiniano, el profesor Juan Antonio Cabrera OSA, desgrana en un artículo las vinculaciones del magisterio eclesiológico del Obispo de Hipona con el concepto de sinodalidad con el fin poner a la luz del pensamiento de uno de los Santos Padres más eminentes el proceso en el que se encuentra inmersa la Iglesia de hoy
“Quizás la mejor aportación agustiniana a la sinodalidad sea el constante recuerdo de que Cristo e Iglesia son una realidad indisoluble. Si la Iglesia no olvida nunca esta unión, estará siempre actualizada, renovada y en sintonía con su cabeza, Cristo”. De este modo concluía el P. Cabrera su texto "La eclesiología agustiniana en el ámbito del proceso sinodal”, publicado recientemente dentro del programa de formación continua FORCONT de la Provincia de San Juan de Sahagún.
A lo largo de sus 13 páginas, el P. Cabrera expone que, si bien “hablar de sinodalidad en Agustín sería forzar demasiado los términos”, por una cuestión de coherencia terminológica y por la singularidad del tiempo que le tocó vivir a nuestro Padre en relación a la Iglesia de aquel entonces, “ello no impide que podamos desarrollar algún aspecto del pensamiento patrístico para iluminar procesos eclesiales actuales”.
En palabras del vicepresidente del Patrístico, “la esencia de su pensamiento eclesiológico es eminentemente cristológica” y esto ha de llevarnos, como agustinos, a entender desde dicha perspectiva cristológica los tres vértices -comunión, participación y misión- en los que se sostiene el proceso sinodal iniciado hace dos años y que permite a la Iglesia “reafirmar su condición de pueblo de Dios”.
“A partir del modo que entendamos qué es la Iglesia obtendremos respuestas a sus problemas y sabremos desarrollar nuestra misión del mejor modo posible”. Para ello, insiste el P. Cabrera, es necesario comprender bien el término de sinodalidad -”un modo de vivir y de organizar la vida de la iglesia y de cada uno de los bautizados”- y saber vincularlo con la tradición de la Iglesia y con el magisterio de San Agustín, “especialmente útil en tiempos de confusión como los actuales” porque nos proporciona “claves útiles para avanzar, renovar e innovar sin perder la riqueza y los valores de la Tradición”.
Desde la oficina de comunicación de la Curia General recomendamos encarecidamente la lectura del texto completo -disponible en español- pues en él se ofrece un rico análisis sobre los conceptos clave ya expuestos a partir de la obra de San Agustín, sus reflexiones teológicas a propósito de la mediación eclesial, la estrechísima vinculación esponsal entre Cristo y su Iglesia y el poder transformador de la oración para el fortalecimiento de la comunión en el seguimiento de Jesús.